Cómo los microorganismos eficientes mejoran el compostaje y transforman los residuos en abonos orgánicos ricos en nutrientes y vida microbiana.

El compostaje es un proceso biológico natural que depende, en gran medida, de la acción de millones de microorganismos. Sin ellos, la descomposición de los residuos vegetales y animales sería lenta, ineficiente y generaría olores desagradables. En Vidagro, entendemos que los microorganismos eficientes son los verdaderos protagonistas del compostaje, pues convierten la materia orgánica en un recurso útil, sostenible y de alto valor agrícola.
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Los microorganismos eficientes, conocidos también como EM (Effective Microorganisms, por sus siglas en inglés), son una combinación de bacterias, hongos y levaduras que trabajan en conjunto para acelerar la transformación de los residuos orgánicos en compost. Este consorcio biológico fue desarrollado originalmente en Japón en la década de 1980 por el profesor Teruo Higa, y desde entonces ha sido adoptado en todo el mundo en procesos de agricultura sostenible, restauración de suelos y manejo ambiental.
El principio básico detrás de los microorganismos eficientes es simple: aumentar la población de microbios benéficos en el ambiente para dominar a los patógenos y reducir la putrefacción. En el compostaje, esto significa un proceso más limpio, más rápido y con mejores resultados en términos de textura, olor y contenido nutricional del abono final.
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Los EM están compuestos principalmente por tres grupos microbianos: bacterias ácido-lácticas, levaduras y bacterias fotosintéticas. Las bacterias ácido-lácticas descomponen los azúcares y carbohidratos, reduciendo el pH del compost y previniendo la proliferación de microorganismos dañinos. Las levaduras producen enzimas y vitaminas que estimulan el crecimiento de otros microorganismos, mientras que las bacterias fotosintéticas aprovechan la energía solar para transformar compuestos orgánicos y promover un entorno aeróbico saludable.
Cuando se aplican correctamente, los microorganismos eficientes inician una fermentación controlada que transforma los residuos en materia estable y rica en nutrientes. A diferencia del compostaje tradicional, que puede requerir varios meses, el uso de EM puede reducir el tiempo de maduración del compost entre un 30% y un 50%, dependiendo del tipo de material y las condiciones del proceso.
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Para obtener los mejores resultados, el compost debe mantener una adecuada proporción de carbono y nitrógeno (C/N), humedad cercana al 60% y buena aireación. Los microorganismos eficientes se añaden en forma líquida o pulverizada, generalmente diluidos en agua, y distribuidos sobre las capas de material orgánico durante el volteo. En el caso del compost de Vidagro, elaborado con cascarilla de arroz y viruta de madera, los EM ayudan a compensar la baja cantidad de nitrógeno natural de estos materiales, equilibrando la actividad microbiana y logrando una descomposición homogénea.
Un punto clave es que los microorganismos eficientes no solo aceleran el proceso, sino que mejoran la calidad del producto final. El compost tratado con EM contiene una mayor diversidad microbiana, lo que se traduce en suelos más vivos, con mejor estructura y mayor capacidad para retener agua y nutrientes. Además, la aplicación de estos microorganismos en el campo puede estimular la germinación de las semillas y fortalecer la resistencia de las plantas frente a enfermedades del suelo.
Desde un punto de vista ambiental, el uso de EM también contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que disminuye la generación de metano y amoníaco durante la descomposición. Esto convierte al compostaje con microorganismos eficientes en una práctica alineada con los principios de la economía circular y la agricultura regenerativa.
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El manejo adecuado de los EM requiere algunos cuidados. Es importante evitar la exposición directa al sol o a temperaturas extremas durante su aplicación, ya que los microorganismos son sensibles a las condiciones ambientales. También se recomienda no mezclarlos con productos químicos o fertilizantes sintéticos, pues estos pueden alterar su equilibrio biológico.
En los sistemas agrícolas modernos, los microorganismos eficientes se utilizan no solo para el compostaje, sino también para la biofertilización y la restauración de suelos degradados. En cultivos como la papa, el café o las hortalizas, la incorporación de compost tratado con EM puede mejorar la absorción de nutrientes y reducir la necesidad de agroquímicos. Este enfoque integral promueve la sostenibilidad a largo plazo y refuerza la salud del suelo como base de la productividad agrícola.
Dato Vidagro: ensayos internos y experiencias de campo han demostrado que la adición de microorganismos eficientes durante el compostaje puede aumentar la disponibilidad de nutrientes como nitrógeno, fósforo y potasio hasta en un 25%, y reducir el tiempo total de maduración del compost en cerca de un 40%.
El resultado final es un abono más estable, con mejor olor, color oscuro y textura granulada, ideal para mejorar suelos agrícolas y potenciar la producción vegetal.
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El uso de microorganismos eficientes no es una moda, sino una herramienta biotecnológica que representa el futuro de la gestión orgánica de residuos. Es parte de una estrategia de compostaje responsable y eficiente, que transforma los desechos agroindustriales en recursos valiosos para el campo colombiano.









